Maridar comida y vino es una habilidad, pero no es difícil de aprender. Siga estos pasos y creará deliciosos maridajes en un abrir y cerrar de ojos.
Tabla de contenidos
- Definición de maridaje.
- Historia breve del maridaje en la gastronomía.
- Explicación de cómo los sabores en los alimentos pueden complementar o contrastar con los sabores en el vino.
- El papel de los taninos, el alcohol, el azúcar y la acidez en el vino en relación con el maridaje.
- La importancia de considerar la textura y el peso tanto de los alimentos como del vino.
- Vinos blancos con pescados y mariscos, vinos tintos con carnes rojas: ¿mito o realidad?
- La importancia del balance entre el vino y la comida.
- Consideraciones especiales para vinos dulces y espumosos.
- Ejemplos de maridajes clásicos, como el oporto con queso azul, el chardonnay con pollo, etc.
- Explicación de por qué estos maridajes funcionan bien.
- Presentación de ideas de maridajes menos tradicionales, pero igualmente deliciosos.
- Cómo atreverse a experimentar con maridajes propios.
- Consejos para aplicar los principios del maridaje en la cocina diaria.
- Cómo seleccionar un vino para una comida sin complicaciones.
- Conclusion
Definición de maridaje.
El maridaje, tal y como lo definen los expertos en maridaje de vinos y comidas de The Wine Advocate, es una «unión de dos o más ingredientes». Sin embargo, se pueden crear muchos tipos de maridaje. Por ejemplo:
- Sabores contrastados
- Sabores similares
- Aromáticos (olores)
Historia breve del maridaje en la gastronomía.
La historia del maridaje se remonta a la antigüedad. Antes de la refrigeración y los conservantes, el vino solía mezclarse con agua para evitar que se estropeara y mejorar su sabor. La combinación de agua y alcohol se conoce como «licor», que significa «hacer dulce» en francés.
De hecho, la propia palabra «vino» procede del latín «vinum», que significa «dulce».
En la antigua Roma, el agua se servía con las comidas para limpiar el paladar y dejar paso al vino. Los romanos también creían que el agua podía evitar la embriaguez, por lo que también la servían antes de las comidas.
Explicación de cómo los sabores en los alimentos pueden complementar o contrastar con los sabores en el vino.
Los sabores del vino y la comida son combinaciones complejas de muchos ingredientes diferentes. Cuanto más sepa sobre el vino, mejor preparado estará para maridarlo.
Por ejemplo:
- Mientras que algunas personas prefieren los vinos tintos con la carne roja, otras piensan que los vinos blancos van mejor con las aves o el marisco.
- El dulzor se asocia a menudo con las frutas, pero también puede proceder de otras fuentes, como la miel o el sirope que se utilizan en los postres (e incluso en algunos platos salados).
La acidez del vino puede ayudar a cortar la riqueza de la comida. Los taninos de los vinos tintos pueden ser especialmente eficaces para reducir la grasa, mientras que el carácter afrutado de algunos blancos puede realzar el sabor. Cada vino tiene sus propias características y reacciona de forma diferente con los distintos alimentos.
El papel de los taninos, el alcohol, el azúcar y la acidez en el vino en relación con el maridaje.
Los taninos son polifenoles que pueden interactuar con las proteínas. El alcohol es un disolvente y puede ayudar a extraer los sabores de los alimentos, mientras que el azúcar aumenta la percepción del alcohol en el vino. La acidez puede hacer que el vino sepa más fresco al cortar la grasa y los alimentos más grasos, ayudando a limpiar el paladar para que pueda disfrutar más plenamente de cada bocado de su comida.
La última pieza del rompecabezas del maridaje es la temperatura del vino. Cuanto más frío esté un vino, menos sabor tendrá. Las temperaturas más frías también pueden enmascarar algunos de los sabores de los alimentos o hacerlos más artificiales.
La importancia de considerar la textura y el peso tanto de los alimentos como del vino.
La importancia de tener en cuenta la textura y el peso tanto de los alimentos como del vino.
La textura de un vino viene determinada por su acidez, que puede ser alta o baja. Una acidez alta significa que la boca se sentirá seca después de beberlo; una acidez baja produce una sensación más redonda y suave en la boca. Por ejemplo, si vas a cenar tacos (que suelen ser bastante suaves), no querrás nada demasiado ácido o amargo, porque chocaría con la suavidad de las tortillas y otros ingredientes, como el queso o el guacamole; Sin embargo, si comiera algo crujiente, como alitas de pollo fritas, un blanco más ácido le ayudaría a eliminar la grasa y conservar el dulzor del glaseado de miel.
Vinos blancos con pescados y mariscos, vinos tintos con carnes rojas: ¿mito o realidad?
La idea de que los vinos blancos combinan mejor con el pescado y el marisco y los tintos con las carnes rojas es un mito. Es cierto que ciertos tipos de vino combinan bien con ciertos tipos de comida, pero también es cierto que no hay reglas rígidas en esta materia.
Si quiere impresionar a sus invitados en su próxima cena, sírvales diferentes tipos de vino con sus platos para que puedan experimentar cómo se complementan los distintos sabores.
La verdad es que no hay reglas rígidas. Puede maridar su comida con cualquier vino, siempre que complemente el sabor de la comida. Lo único que hay que recordar es que algunos vinos combinan mejor con unos platos que con otros. Si quiere servir vino en su próxima cena o comida al aire libre, pruebe a maridar un vino blanco ligero con marisco o pollo.
La importancia del balance entre el vino y la comida.
Maridar vino y comida es una cuestión de equilibrio. Hay que asegurarse de que el vino no domine a la comida, y viceversa. Así, si eliges un vino tinto intenso (como un cabernet sauvignon), lo mejor es maridarlo con algo ligero, como marisco o pollo, para no saturar el paladar con demasiada riqueza.
Por otro lado, si está comiendo algo de sabor ligero, como sushi o ensalada de pasta -que tienen poco o ningún contenido graso-, no querrá combinarlos con un vino blanco demasiado ácido, ya que esto crearía una sensación de sabor desagradable para su paladar.
A la hora de maridar vinos y alimentos para disfrutar de una experiencia inolvidable:
- Evite el maridaje de sabores similares, como vinos tintos con carnes rojas o platos cremosos, como salsas de nata para la pasta; en su lugar, opte por platos más ligeros, como pescado o pollo, cuando beba tintos, ya que pueden ayudar a cortar algunos de esos sabores más pesados sin abrumarlos del todo.
Consideraciones especiales para vinos dulces y espumosos.
Los vinos dulces se sirven mejor a temperatura ambiente. En cambio, los vinos espumosos deben servirse fríos. Esto se debe a que los vinos espumosos se elaboran mediante un proceso de fermentación secundaria que crea burbujas de dióxido de carbono dentro de la botella (o recipiente). La carbonatación de los vinos espumosos no es tan fuerte como la de la cerveza o los refrescos, por lo que no conviene servirlos demasiado fríos; de lo contrario, el paladar perderá la capacidad de detectar sabores sutiles tanto en la comida como en el vino.
Los vinos dulces suelen servirse con postres y dulces, mientras que los vinos espumosos también combinan bien con postres y dulces.
Sin embargo, los vinos espumosos también combinan bien con alimentos salados como el queso y el marisco. Los vinos dulces pueden servirse con postres o alimentos dulces como la tarta de chocolate, pero también suelen maridarse con platos salados, especialmente los que incluyen ingredientes ricos como mantequilla, nata o huevos.
Ejemplos de maridajes clásicos, como el oporto con queso azul, el chardonnay con pollo, etc.
- Chardonnay con pollo
- Oporto con queso azul
- Sangiovese con filete
- Pinot noir con pato
- Cabernet sauvignon con ternera Merlot con cordero
Explicación de por qué estos maridajes funcionan bien.
El siguiente paso es explicar por qué estos maridajes funcionan bien. Si tiene en cuenta cómo se complementan los sabores de la comida y el vino, comprenderá mejor por qué son tan deliciosos juntos.
Al maridar vinos con alimentos, es importante recordar que a veces no se trata de combinar una cosa con otra, sino de contrastar elementos para crear equilibrio y armonía en las papilas gustativas. Por el contrario, algunos maridajes simplemente van juntos de forma natural debido a sus cualidades complementarias. Esto se puede ver cuando se comparan vinos blancos como el Chardonnay o el Sauvignon Blanc con platos de marisco como gambas langostinos o tacos de pescado a la plancha; tintos como el Cabernet Sauvignon o el Pinot Noir combinan muy bien con steak frites (patatas fritas).
Pero, ¿por qué exactamente el vino es tan buen acompañante? Hay varias razones que explican este fenómeno:
Presentación de ideas de maridajes menos tradicionales, pero igualmente deliciosos.
Con esto en mente, hablaremos de algunos maridajes menos conocidos que pueden ser igual de satisfactorios e incluso más interesantes que las combinaciones tradicionales de vino y comida.
- Vino y chocolate: Este maridaje es un clásico, pero también uno de los más infrautilizados. Los ricos sabores del chocolate negro se complementan a la perfección con el cuerpo y la estructura de vinos tintos como el Syrah o el Cabernet Sauvignon, que ofrecen notas más atrevidas que los vinos blancos. Si quieres algo más ligero pero sigues teniendo afinidad por lo dulce, prueba a maridar un rosado afrutado con tu tableta de chocolate favorita.
- Queso: Con tantos quesos que existen -y todas sus diferentes texturas- es fácil sentirse abrumado cuando se trata de averiguar qué va mejor con qué tipo de delicia mantecosa. Por suerte para todos nosotros, hay una solución fácil: Maridar queso con vino no es tan difícil como parece a primera vista. Sólo necesitas tres cosas: Un poco de
Cómo atreverse a experimentar con maridajes propios.
- Pruébalo tú mismo. Utiliza los principios del maridaje para crear tus propias combinaciones y no tengas miedo de probar algo nuevo. Si no está seguro de un maridaje, pruebe primero con una pequeña porción.
- Pida recomendaciones a expertos en la materia: los sumilleres o comerciantes de vino pueden ayudarle a elegir un vino apropiado si está atascado sin tener ni idea de qué tipo de maridaje iría bien con su plato (o viceversa).
Consejos para aplicar los principios del maridaje en la cocina diaria.
- Elija vinos que estén disponibles en su mercado.
- Elija vinos menos caros que el plato principal.
- Elija vinos que no sean ni demasiado dulces ni demasiado secos.
- Elija vinos que no sean ni demasiado fuertes ni demasiado ligeros.
Cómo seleccionar un vino para una comida sin complicaciones.
A la hora de elegir un vino para una comida, es importante tener en cuenta el presupuesto. También es importante elegir un vino que no sea demasiado caro, porque cuanto más cara sea la botella de vino, más probable es que se sienta decepcionado con su calidad.
Puede parecer contradictorio a primera vista, pero hay muchos vinos estupendos que cuestan menos de 20 dólares la botella y saben tan bien como los más caros.
Si lo que busca es un perfil de sabor dulce o afrutado, opte por tintos más ligeros, como el Pinot Noir y el Rosé (blanco). Los tintos tienden a ser menos dulces que los blancos, así que si es así, ¡hágase con un Pinot Noir!
Conclusion
En conclusión, es importante recordar que el maridaje de vinos no es una ciencia exacta. Es una expresión creativa de la relación entre la comida y el vino. El objetivo no es necesariamente encontrar maridajes perfectos, sino explorar nuevos sabores y combinaciones para crear algo especial para usted y sus invitados.